Por: Mercedes Fernández.

El trabajo conjunto permite que los individuos y las empresas tengan éxito y se conviertan en parte de la economía local. Una nación desarrollada debe ver cómo les brindan a todos sus ciudadanos oportunidades económicas y sociales. Con demasiada frecuencia, una empresa individual o pequeña carece del capital financiero y el apoyo humano para construir una empresa y mejorar la sociedad. El coworking rompe barreras y brinda acceso a espacio, servicios y una comunidad.

El trabajo conjunto ha existido durante muchos años, pero encontró su progreso en 2010, y en los últimos años ha explotado en todo el mundo. Según nuestra fuente en Statista en 2010, donde había 600 espacios de trabajo conjunto en todo el mundo, en 2018 el número llegó a 18,900 y los investigadores de mercado proyectan que habrá 21,306 coworking en todo el mundo para fines de 2019. Estas cifras nos dicen que el coworking está aquí para quedarse. Y es un fenómeno internacional. Los estudios demuestran que esto no es solo una tendencia urbana, todas las regiones, incluidas las áreas suburbanas y rurales, están teniendo éxito en el negocio del coworking.

Los miembros de coworking no son solo profesionales de la tecnología y nuevas empresas; Trabajadores a tiempo parcial, autónomos y pequeñas empresas se están uniendo al mundo del coworking. Hoy en día, las empresas de diversas industrias están considerando activamente las opciones y posibilidades que ofrece el coworking.

WeWork, la compañía de coworking más grande del mundo, ha demostrado que tiene un efecto multiplicador económico 2x en una comunidad. Lo que significa que una ubicación de WeWork en una ciudad con 1,000 miembros puede crear 1,000 empleos adicionales netos adicionales además de los 1,000 miembros e inyectar cientos de millones de dólares en la economía local anualmente. Ha habido suficientes casos ahora que podemos estar seguros de que las comunidades de coworking tienen el poder de revitalizar pueblos y ciudades enteras.

 

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